Ante la gravedad de la situación que padecen las personas refugiadas en
su viaje hacia Europa, nos sumamos a la convocatoria europea del día 27 de
febrero, que exigirá #PasajeSeguroYa para evitar las constantes vulneraciones
de Derechos Humanos y muertes que vienen padeciendo quienes solo desean rehacer
su vida lejos del horror y las persecuciones.
“Pasaje Seguro” es el grito que hoy nos
une a los pueblos de Europa, exigiendo a los gobiernos el establecimiento de
rutas seguras para los cientos de miles de personas que se han visto obligadas
a abandonar sus hogares y buscar un lugar seguro en nuestro continente. En el
mundo hay más de 60 millones de personas en situación de desplazamiento
forzados , la cifra más alta que recuerde la historia reciente de la humanidad.
La única solución viable es dar una respuesta humanitaria que contemple de
forma contundente y sin atenuantes la salvaguarda de sus vidas y el
reconocimiento pleno de sus derechos.
En los últimos 10 años las personas que
huyen en busca de protección internacional han pasado de 38 a 60 millones, Cada
día 42.500 se ven obligadas a huir de su lugar de residencia. Y lo que es peor,
ninguna de las situaciones o conflictos que han contribuido en parte a la
creación de esta crisis humanitaria sin precedentes ha encontrado solución.
Siria, Afganistán, Irak, Palestina, Eritrea, Nigeria, Somalia, República
Democrática del Congo, República Centroafricana, Guinea Conakri, Yemen, son
sólo de algunos de los ejemplos de la eternización de conflictos bélicos, de
las hambrunas de pueblos enteros, de dictaduras sangrientas, de la de violencia
sexual de centenares de miles de mujeres, de los conflictos de intereses
transnacionales que auspician si no generan el expolio de riquezas, la venta de
armas y el tráfico de personas.
Solo en 2015 murieron en su intento de
llegar a Europa cerca de 4.000 personas, de las cuales al menos el 30 por
ciento eran menores de edad. En lo que llevamos de año contabilizamos 410
víctimas fatales más. A todas ellas habrá que sumarles las historias que
desaparecen bajo las aguas sin dejar rastro de su existencia; las muertes de los
invisibles, quienes desandan caminos entre las nieves de la ruta de los
Balcanes. Sin olvidar las voces silenciadas de más de 10 mil niños y niñas que
Europa parece haber perdido el registro y desconoce su paradero.
La foto del pequeño Aylan pareció actuar
como torpedo para la conciencia de nuestros gobernadores. Y, sin embargo, nos encontramos
con que la única respuesta es enviar buques Armados de la OTAN para controlar
las aguas del Egeo y el funcionamiento de las mafias, a la par de potenciar
medidas de neto corte racista. A las personas refugiadas que llegan a cada país
les son confiscados su dinero u objetos de valor como en Suiza, Dinamarca y
algunas regiones de Alemania.
Es mentira que las mafias sean el origen
de este sinsentido. Las mafias son una consecuencia del control y
externalización de fronteras, y están creciendo en forma proporcional a las
medidas de control que establecen los gobiernos europeos. En nuestra frontera
sur, las devoluciones ilegales y el bloqueo por parte de Marruecos de las
personas refugiadas que tratan de llegar a España y pedir asilo siguen siendo
una práctica habitual que cuenta con la connivencia del Gobierno español. Es de
especial gravedad la situación de violencia, racismo y xenofobia que viven las
personas subsaharianas en Marruecos que ven impedido su acceso a España para
pedir asilo, un derecho que les pertenece, no quedándoles más alternativa que
recurrir a los traficantes de personas, al salto de valla y a las pateras. Cada
vez que se levanta una valla, cada vez que una concertina desgarra la piel de
una o un migrante, cada vez que se deniega un visado humanitario, cada nuevo
muro que se construye, cada campo de refugiados que se eterniza, es un acicate
para que estas vidas desesperadas caigan en manos de redes de tráfico de
personas, de mafias que viven de esa desesperanza creciente. Las mafias ganan
tanto como gastan los gobiernos en controles fronterizos.
Por eso “Pasaje seguro” es la
reivindicación de quienes creemos que no estamos frente a una crisis de
refugiadas y refugiados, sino ante una severa crisis de valores de nuestras
sociedades europeas. Es la unión de pueblos que necesitamos seguir siendo
solidarias y solidarios para sentirnos dignas y dignos, es el brazo extendido
de gentes de a pie, de vecinos y vecinas que entendemos que los derechos
corresponden a todas las personas o no son derechos, que creemos que la vida de
las personas debe estar en el centro del debate. No hay bandera, no existe
frontera ni control de seguridad de un país que justifique una sola muerte más.
Exigimos:
– Vías legales y seguras: visados
humanitarios, reasentamiento y acceso diplomático al asilo en terceros países.
– La suspensión de la firma y aplicación
de acuerdos de retorno y readmisión con países que no respetan los Derechos
Humanos.
– Solidaridad entre los estados europeos
para la acogida de las personas refugiadas que se encuentran en Grecia y en
Italia. Para ello es necesario que se agilice con carácter urgente la
reubicación cumpliendo con los compromisos adoptados.
– Pasajes seguros para las y los
refugiados y migrantes, en Grecia, en nuestra frontera, y en el resto de
Europa, para que todas las personas con necesidad de protección internacional,
independientemente de su país de origen, puedan acceder a territorio español y
europeo para ejercer su derecho a solicitar asilo.
– La derogación del Reglamento Dublín.
– La derogación del Reglamento Dublín.
– Un papel activo a los gobiernos europeos
en la resolución de conflictos de forma pacífica así como en el control del
comercio de armas a países en los que se violan los Derechos Humanos.
– Poner fin a los discursos, medidas y
actitudes denigrantes, racistas y xenófobas contra las personas refugiadas,
solicitantes de asilo y migrantes garantizándoles un trato digno y justo.
Nos vemos el próximo sábado 27 de febrero
a las 18.30h frente a sede de la Comisión Europea en el Paseo de la Castellana 46.
Iniciativa de la Red Solidaria de Acogida
de Madrid, con adhesión de múltiples colectivos